domingo, 22 de diciembre de 2013

¿Quienes son el rebaño pequeño?

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Primero vamos que dicen ellos, y luego veamos las PRUEVAS.




¿Quiénes son realmente las llamadas "otras ovejas"?


    El Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová, refiriéndose a los adoradores que cataloga como verdaderos, asegura que hay dos clases de ovejas, a saber, las personas ungidas o que tienen esperanza celestial, y las de la gran muchedumbre o que tienen la esperanza de vivir en el planeta Tierra convertido en un paraíso. Para ello esgrime como base el texto de Juan 10:16, que dice en parte: “Y tengo otras ovejas que no son de este redil”. También se basa en Lucas 12:32, donde se lee: “No teman, rebaño pequeño, porque su Padre ha aprobado darles el reino”.

    ¿Se refería realmente Jesucristo, cuando dijo estas palabras, a que habría individuos con cualidades apacibles o de oveja que irían al cielo, mientras otros vivirían en la Tierra para siempre? Tengamos en cuenta que Jesucristo habló de un solo y único rebaño formado por una sola clase de ovejas, aunque inicialmente unas estaban en un redil y otras en otro. Repasemos el texto y el contexto evangélico y veamos a quiénes exactamente se refería Jesucristo con la expresión “otras ovejas”.

    En primer lugar, examinemos el texto completo de Juan 10:16 y no solamente su parte primera: “Y tengo otras ovejas que no son de este redil; a esas también tengo que traer y escucharán mi voz y llegarán a ser un solo rebaño, un solo pastor”. Aquí se mencionan “otras ovejas que no son de este redil”, pero que todas las ovejas, las de uno y otro redil, compondrían un solo rebaño bajo un solo pastor. Sin embargo, si unas ovejas van al cielo y otras se quedan en la tierra, ya estamos hablando de dos rebaños en dos rediles: uno en el cielo y otro en la tierra, aunque ambas tengan el mismo pastor.

    Antes de sacar a colación las “otras ovejas”, hablaba Jesús de unas ovejas que oían su voz y le seguían. ¿A quiénes se refería con estas primeras ovejas? Jesucristo ya lo aclaró cuando en Mateo 10:6 dio instrucciones a los doce, a quienes envió a predicar. Les dijo:

“Vayan continuamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel”. Sí, las ovejas primeras a las que Jesús aludía en el evangelio de Juan eran “las ovejas perdidas de la casa de Israel” o judíos naturales que se habían descarriado. A éstos primordialmente habrían de predicar y no a otros, es decir, no a las gentes de las naciones o gentiles. A estos últimos se les predicaría más adelante, cuando llegase el momento.

    Así, pues, si las ovejas que Jesucristo menciona en primer lugar son las de la casa de Israel o judíos naturales, las que cita en segundo lugar, las otras ovejas, representan a los gentiles, los cuales comenzaron a ser parte del un solo rebaño después de que los apóstoles hubieron predicado a los judíos y muchos de éstos despreciasen la enseñanza acerca de Cristo. Pablo y Bernabé, por ejemplo, predicando en la sinagoga de los judíos de Antioquía de Pisidia, les dirigieron estas palabras que se registran en Hechos 13:46: “Era necesario que la palabra de Dios se le hablara primero a ustedes. Puesto que la están echando de ustedes y no se juzgan dignos de vida eterna, ¡miren!, nos volvemos a las naciones”.

    Puesto que los judíos u ovejas del primer redil rechazaban de plano la enseñanza de Cristo, Pablo y Bernabé aceptaron en su lugar a los gentiles u ovejas del segundo redil. El relato continúa diciendo en Hechos 13:48: “Al oir esto los de las naciones… que estaban correctamente dispuestos para vida eterna se hicieron creyentes”. Fue así como los dos rediles se fusionaron en uno solo y llegó a haber un solo rebaño de ovejas, todas ellas con el mismo destino.

    Los judíos que primitivamente componían un redil eran pocos en comparación con los muchos de los gentiles. De ahí que Jesucristo adujera que el de los judíos era un “rebaño pequeño”. A éstos se les daba el reino. Pero cuando el rebaño se hizo más grande gracias a la incorporación de los gentiles, absolutamente todas las ovejas recibían el reino, puesto que todas ellas componían un mismo rebaño.

    Cuando en el evangelio de Mateo se lee que Jesucristo, al llegar en su gloria, separa las ovejas de las cabras, no se dice que haya dos clases de ovejas, sino que, tal como solamente hay una clase de cabras, también hay una sola clase de ovejas. Y en Mateo 25:34 se lee que a las ovejas, a todas, se les da el Reino. “Hereden el reino”, les dice Jesucristo. Una cita después de la palabra reino lleva a Revelación 5:10, donde se habla de “un reino de reyes y sacerdotes que han de reinar sobre la tierra”. Ahora bien, el Cuerpo Gobernante enseña que estas ovejas que son separadas de las cabras son todas, o prácticamente todas, de las que llama “otras ovejas o gran muchedumbre”, las cuales, según el Cuerpo Gobernante, heredan la tierra. Pero Jesucristo dice que heredan el reino de los cielos, tal como aplica el Cuerpo Gobernante a las ovejas “ungidas”.

    Así, pues, la enseñanza genuina acerca de las “otras ovejas” es que éstas son personas gentiles que se hacen cristianas y que por lo tanto forman un solo rebaño con aquellas primeras ovejas de la casa de Israel o judíos naturales. No existen hoy dos rediles, sino uno solo, donde se aloja el solo y único rebaño de Dios. Y todas las ovejas “heredan el reino”. 

 

 

 


No temáis manada pequeña ¿POR QUIENES LO DIJO JESÚS?

¿Cuál era en realidad el rebaño pequeño al cual Jesús hizo alusión en Lucas 12: 32?


Jesús dijo: No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino. Existe la opinión ampliamente difundida de que este rebaño pequeño, es el grupo de 144000 de Apocalipsis  7: 4-8, debido a que acto seguido el mismo capítulo menciona una gran muchedumbre indeterminada. Lo mas cierto es, que cualquier persona inteligente puede ser persuadida a creer que esto es así, y es muy lógico que estos 144000 sean un número pequeño en comparación con la gran muchedumbre sin número que aparece en Apocalipsis 7: 9. Sin embargo,¿Estaba Jesús refiriéndose a esta diferencia cuando llamó rebaño pequeño a sus discípulos?  Por lo general la sabiduría sana está en nuestras narices y pasa desapercibida, porque como seres humanos imperfectos, tenemos la tendencia de buscar explicaciones fantasiosas, y nos gusta mas pensar que las respuestas vienen del infinito desconocido, y tendemos a rechazar las explicaciones sencillas. También es muy simple saber, a qué se refirió Jesús cuando dijo: no teman rebaño pequeño. A continuación analizaremos  imparcialmente a Lucas 12: 1, 22, 32,41,54-57. Veremos en qué circunstancia se hallaba Jesús cuando pronunció esas palabras. veamos: En esto, juntándose por millares la multitud, tanto que unos a otros se atropellaban, comenzó a decir a sus discípulos, primeramente: Guardaos de la levadura de los fariseos, que es la hipocresía. [...] Dijo luego a sus discípulos: Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis. [...] No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino.[...] Entonces Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? [...] Decía también a la multitud: Cuando veis la nube que sale del poniente, luego decís: Agua viene; y así sucede. Y cuando sopla el viento del sur, decís: Hará calor; y lo hace. ¡Hipócritas! Sabéis distinguir el aspecto del cielo y de la tierra; ¿y cómo no distinguís este tiempo? ¿Y por qué no juzgáis por vosotros mismos lo que es justo? Podemos notar, que Jesús se hallaba ante un auditorio muy grande, al cual dirigía su atención mientras hablaba.  Luego dirigió su atención a sus discípulos, y los llamó manada pequeña. Y en el versículo 41 Pedro le dijo: Señor, ¿dices esta parábola a nosotros, o también a todos? Mostrando así que Jesús no estaba dirigiendo su atención hacia la multitud sino mas bien hacia sus discípulos. Después  volvió a dirigir su atención hacia la multitud, y en la forma que él les habló, demostró que eran personas no grata desde el punto de vista de Dios. Por eso pudo establecer una clara diferencia entre la multitud y sus seguidores, al llamar a sus discípulos  manada pequeña. Ellos en numero eran pocos en comparación con la multitud que no vino por  algún bien espiritual, sino mas bien  por la curiosidad de presenciar un milagro espectacular. Si esto no le convence, le animo a leer detenidamente el capítulo doce completo del libro de Lucas. En conclusión, cuando Jesús llamó a sus discípulo rebaño pequeño, no se refirió al grupo de 144000 sino a los discípulos que estaban con el en ese mismo momento.